El calor en Chincha era abrumador, pero todos estábamos muy emocionados y motivados. Fueron dos días de arduo trabajo, construyendo paneles, armando marcos, cortando y barnizando maderas, pintando paredes, etc. A pesar de ser difícil, fue una gran experiencia que unió a todos los equipos, nos enseñó a comunicarnos y compartir nuestras ideas, a organizarnos y dividir tareas grandes en más pequeñas, además, ¡nos divertimos mucho!
Disfrutamos de la música, conocimos a personas con las que nunca habíamos hablado y comimos la deliciosa sopa seca y carapulcra que la familia que nos hospedó nos sirvió el domingo. Sin embargo, la mejor parte fue finalmente entregar la casa, en la que habíamos puesto tanto trabajo, esfuerzo y cariño, a la familia y recibir sonrisas e incluso algunas lágrimas de agradecimiento. Este viaje de Chincha fue un gran aprendizaje y los invito a todos a participar en los próximos viajes de Chincha, ya que son experiencias que nunca olvidarán.
Carolina Morales, estudiante y miembro del Media and Communications Council